Veliko Ternovo
En los siglos V-VII, en el territorio de la actual Veliko Ternovo se encontraba Zikideva, la ciudad más grande del Imperio bizantino, en la provincia de la Baja Mizia. Su ciudadela está situada en la bien fortificada colina Tsarevets. En el s. IX, sobre las ruinas de la ciudadela bizantina de la colina Tsarevets, se funda un poblado protobúlgaro, que paulatinamente se desarrolla y aumenta durante el primer Reino búlgaro y, sobre todo, en la época del poder bizantino.
En el s. XII, el poblado está ya fortificado, y en su interior habían sido construidas residencias para los boliardos (nobleza de Veliko Ternovo) y algunos edificios religiosos cristianos.
Durante más de 200 años, la ciudad fue un importante centro de la vida política, agrícola y cultural del gran Estado búlgaro. La capital se extiende entre los muros sólidamente fortificados de Tsarevets y Trapezitsa. En las pendientes hacia el río Yantra, se construyen los suburbios. Es una de las ciudades más grandes del sureste de Europa en tamaño y habitantes.
La ciudadela está en Tsarevets. Dentro se encuentra el Palacio de los zares búlgaros. En él están situados edificios administrativos y oficiales y las habitaciones privadas del zar. Allí también se encuentra la iglesia del palacio “Santa Paraskeva” en la que están enterrados algunos representantes de la dinastía reinante.
Durante dos siglos es un centro productivo y espiritual muy importante.
El desarrollo económico conlleva la acuñación de moneda. Durante el reinado del zar Ivan Asen II (1218-41) se acuñan las primeras monedas de oro con inscripciones búlgaras.
Paulatinamente las monedas búlgaras se imponen también en el mercado internacional, e incluso en la 2ª mitad del s. XIV son buscadas y utilizadas en Serbia, Bosnia, el oeste de Rumanía y Venecia.
En el período en el que Ternovo es capital (s. XII-XIV) se convierte en un centro cultural de gran importancia en todo el mundo eslavo.
Desde finales del s. XV hasta el XVII se renuevan y construyen numerosas iglesias y monasterios, guardianes de la espiritualidad y la fe. Tanto en Ternovo como en sus alrededores se han conservado hasta la actualidad templos, frescos, iconos e iconostasios.
El 17 de julio de 1393 la capital es invadida y expoliada. Durante largos años se hunde en la oscuridad del poder turco. A pesar de encontrarse sumergida en una cultura extraña y bajo un poder extranjero, Ternovo consigue sobrevivir y volver a convertirse al cabo de quinientos años en símbolo de la tradición cultural búlgara y, durante siglos, ser el centro más significativo de la memoria histórica de los búlgaros.